Consumo
responsable. En un país donde la felicidad se vende en botellas de bebida
azucarada a veinte lempiras el litro y medio, y el prestigio se mide en función de la potencia
del aire acondicionado en un negocio, es difícil abordar este tema.
Ropa
americana. Dólares. Comprar en el supermercado y no en el mercado de la calle.
Es lo que los acerca más al concepto de bienestar que les han vendido. La fruta
que les da la tierra no se valora. Sienten un profundo respeto por todo lo que
viene de fuera y hay una lastre (que poco a poco van soltando) de años y años
pensando que lo que ellos tienen no es bueno- no al menos " tan" bueno-.
Los
campesinos crían sus pollos, sin hormonas, sin químicos, sanos y tan catrachos
como ellos mismos lo son. Cultivan sus frutas, las cuidan, vigilan y sacan
adelante con su trabajo y en contra de las adversas condiciones meteorológicas….
¿Y después? Después van a la pulpería y venden esa valiosísima mercancía y
compran con los pesos que les dan pollo extranjero, empanizado y de desconocida elaboración, latas de frescos, bolsas de churros( nuestras clásicas patatas
fritas) , golosinas, productos envasados, frutos no de la tierra sino de la industria
que así , silenciosamente, los invade y envenena.
¿Pensamos
antes de comprar en las consecuencias de nuestro consumo?¿Sabemos las implicaciones éticas, sociales, medioambientales y laborales que tiene cada uno
de nuestros actos como consumidores? ¿Realmente necesitamos todo lo que
compramos o a veces satisface únicamente a un capricho, a una necesidad creada
por la publicidad?
Sencillas
preguntas que planteamos antes de cada charla de CONSUMO RESPONSABLE que nos dieron la oportunidad de impartir. Y con esta temática, adaptada a los
oyentes en cada ocasión, hemos estado en mesas SAN( seguridad alimentaria y
nutricional), varias escuelas rurales, encuentros con jóvenes interesados en el
tema… Y siempre, como constante y agradable sorpresa nos hemos visto acogidas por un público receptivo, crítico, abierto, dialogante y participativo.
Les
hemos hablado de la influencia de las marcas, de cómo a veces el concepto de
necesidad viene impuesto por otros (y como población tenemos la elección de
aceptarlo o enfrentarlo), de medio ambiente, de alimentos kilométricos, de
multinacionales, de soberanía alimentaria...
Y
nos hemos sorprendido con afirmaciones tan alarmantes como:
“No sabíamos esto antes. A
nosotros no nos han educado para consumir”
“ Los campesinos hemos arruinado
nuestro propio campo por desconocimiento , porque nadie nos explicó nunca a qué
nos conducían las prácticas agrícolas que usábamos”
en las que la falta de
información era la constante entre una población que está comenzando a abrir
los ojos hace ya tiempo.
Hemos compartido
encantadas la experiencia también de dar clases acerca de esta temática a niños
de escuelas rurales que entendían con
ejemplos sencillos la diferencia entre
alimento natural y procesado, entre botar la basura al suelo y que el medio
ambiente esté sucio o tirarla a la papelera para poder vivir en un mundo
limpio.
No podemos decir que hayamos
cambiado la mentalidad de nadie en unas horas, tampoco era lo pretendido. Pero
sí que todo el mundo que nos escuchó la siguiente vez que vaya a consumir
pensará antes de hacerlo.
En este mundo donde la mayoría de las decisiones nos las guían desde
fuera, nos las imponen, nos las determina la sociedad , elegir es a veces
la única libertad que nos queda. Cada acto de consumo es un acto de
elección. Elegir ser un consumidor responsable o elegir ser un producto
resultante de la sociedad de consumo.
Publicado por María y Paula.
Eu creo que a base de PCRs insistentes, ESF vai facer unha supercampaña de consumo responsable! Gracias de novo mozas!
ResponderEliminarO bombardeo consumista é constante en prácticamente todo o mundo, pero si se observa como nalgunhas zonas a evolución foi máis progresiva (co cal desenvolvéronse algún tipo de "defensas", como asociacións de consumidores, campañas de comercio responsable e mesmo novas alternativas de consumo ou non consumo). En Centroamérica a invasión veu moito máis "de golpe".
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