4 jun 2015

Emergencia alimentaria en el sur de Honduras

Ayer estuvimos en la reunión conjunta de las Mesas de Seguridad Alimentaria (de la que forma parte ESF Galicia y también nuestro socio CODDEFFAGOLF) y la de Ambiente, Gestión de Riesgos y Adaptación al Cambio Climático de la Región 13 de Honduras (Golfo de Fonseca). Estas mesas son lugar de coordinación entre distintas organizaciones que trabajan en esos temas, desde administraciones públicas de distintos niveles, a ONG nacionales e internacionales o representantes de grupos de interés (por ejemplo agricultores).

El tema recurrente en esta época del año es la sequía. Mediados de mayo suele ser la época del comienzo de la estación lluviosa (que se prolonga hasta noviembre). Pero van ya varios años en que se retrasa y, como nos decían unos productores de la zona del río Laure (cerquita de San Lorenzo), cada vez es más difícil acertar con la siembra de la primera cosecha del año (conocida como “primera”; aun les da tiempo a hacer una “postrera” en agosto-septiembre). Si uno se adelanta al plantar y al final llueve menos de lo esperado en mayo-junio, se pierde la cosecha (y es lo que ha vuelto a pasar este año). Si uno se retrasa, cuando llegue la canícula de julio-agosto (período de 15-30 días en plena temporada de lluvias en que suele haber sequía) el cultivo no aguantará. Así que la cosa no está fácil, y este año se va a declarar estado de emergencia en toda la región sur de Honduras, por pérdida de cerca del 100% de la cosecha de “primera”.

Como acción ante la emergencia, se planteó sacar un comunicado conjunto de las mesas, ayuntamientos y asociación de municipios, para poder atraer fondos nacionales y de donantes internacionales. Además, se plantearon algunas acciones más:
  • Reparto de alimentos a la población más vulnerable, con el matiz de tratar de vincular la entrega de alimentos a un seguimiento técnico para que esa población tome medidas en sus fincas (si es que las tienen) para asegurar la segunda cosecha. El problema es los medios para realizar ese seguimiento técnico y quién se encargaría del mismo...
  • Apostar por acciones que aseguren la segunda cosecha o postrera, ya que la primera se perdió
  • Conseguir del gobierno central fondos para la promoción del empleo justo en estas épocas complicadas de escasez de grano básico (maíz y frijol)

Hay varios elementos que nos parecen claves que surgieron en la propia mesa, que no se convirtió en esta ocasión en una discusión sobre como priorizar el reparto de alimentos entre personas o municipios.

Uno es seguir con el monitoreo climático, para poder predecir en lo posible las sequías y comenzar antes a preparar acciones.

Otro, que fue bastante generalizado, fue el reconocimiento de que la sequía al inicio de la estación húmeda ya no es un episodio excepcional, si no que hay que empezar a tomarlo como algo normal, y por tanto establecer medidas y acciones a medio y largo plazo para evitar que cada año se convierta en emergencia. Algunas medidas que surgieron fueron:
  • silos para almacenaje de grano (ahora darían para aguantar hasta agosto, sin tiempo para cosechar la “postrera”, pero algo es algo)
  • bancos comunitarios de grano (funcionan, pero tienen a veces problemas de que las familias productoras llevan el grano para sembrar pero si luego va mal la cosecha no tienen como reponerlo),
  • extensión agrícola, asesoramiento técnico a productoras y productores para uso de silos, manejo de fincas...
  • presionar para que se “liberen” variedades de semillas de algunas empresas (y que se puedan usar, conservar y reproducir libremente)
  • como un avance hacia la soberanía alimentaria respecto a la medida anterior, impulsar las semillas criollas mejoradas participativamente que reduzcan la dependencia de la compra de semillas patentadas a empresas (este es un enfoque que no todo el mundo en las mesas defiende, pero ya al menos no se observa un rechazo y sí apoyo por bastantes instituciones)
  • diversificación productiva hacia especies más adaptables a la sequía, como el ajonjolí o el marañón (aunque se emplea más para venta, no hay tanta cultura de consumo en la zona...).
  • control de las malas prácticas agrosilvopastorales (como las quemas) y potenciar la reforestación también son acciones clave para mantener los equilibrios hídricos (con apoyo de las Unidades de Medio Ambiente-UMA de las alcaldías).
  • cobro de precios justos por los productos por parte de las y los productores; se sabe que en las zonas urbanas habrá protestas por las subidas (se llegó a afirmar que la comida en las zonas urbanas está subsidiada por las zonas rurales...), pero para otros productos menos básicos aunque suba el precio no hay tanta protesta (hablaban de cigarrillos, coca-cola...).
  • acceso a la tierra por personas vulnerables
Como se ve, no hay soluciones óptimas, y más bien la combinación de ellas es lo que puede lograr la adaptación a estos efectos palpables del cambio climático.

El impulso a las pequeñas explotaciones, con las que hay un riesgo mínimo de especulación con los alimentos, y que si no producen al final la crisis alimentaria se extiende también a las zonas urbanas, demuestra la importancia de la pequeña agricultura para alimentar el mundo... 



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