Suelo pensar en el principio cuando acabo algo. Recuerdo a los estudiantes de mi carrera cuando ellos estaban en último curso y yo en primero. Acababan de ofrecerles una charla sobre la posibilidad de hacer voluntariado en la República Democrática del Congo. Recuerdo perfectamente como el pasillo se llenaba hostilmente de humo gris en cuanto se abría la puerta. El fondo negro contrastaba con las bufonescas mascaras venecianas, “quién estará tan loco como para irse a un país así” Todas se agrupaban ante mí, agachado, sufrí la risa acusadora, una pesadilla de comentarios sin sentido y risas y movimientos erróneos de la boca que daban lugar a sonidos que ni recuerdo ni quiero. Las medias lunas se amontonaban sin dejar otro campo de visión y yo cubría mi cabeza con los brazos, temeroso, pero no de irme al Congo.
Y recuerdo como regresando en el avión desde Praga después de un año siendo Erasmus en Bratislava y con la carrera casi terminada, seguramente me pasó aquello de pensar en el principio otra vez, y tras eso me pregunté, ¿Y ahora qué? Y como los recuerdos se mezclan, quizá pensé en las máscaras y en el Congo.
Hoy puedo decir que lo del Congo fue un sueño que se convirtió en realidad. Tan sólo cambió el nombre del país. Viví en Honduras con lo mejor que tienen los países, sus personas. Aprendí a valorar las cosas, a separar lo esencial de lo importante. A compartir mi tiempo con el futuro (los niños) y a ofrece lo poco que se por el cariño más afectuoso. Sí, Honduras te enseña muchas cosas sobre la felicidad.
Decenas de imágenes valen más que millones de palabras. ¿Qué hice exactamente en Honduras? Depende de tu imaginación. Pero seguro, seguro, tomé muchas fotos (en ESF se justifica todo)
Mi lugar favorito de Marcovia
En Cedeño quieren descansar hasta los cerdos
Cachiflines en navidad
En Tegucigalpa con Flor de María ( coordinadora unidad de juventud y niñez de la alcaldia de amrcovia) y su hijo
Belleza hondureña
Belleza hondureña
Caña de azúcar
Cumpliendo años
Misael en Amapala
Ofreciendome mango mientras trabajo
San Lorenzo
6 comentarios:
moi bonito ;-) hai fotos superchulas, denota sensibilidade...
Xeniais as fotos! Espero que a experiencia fora boa en tódolos sentidos!
Me encantan las fotos!!! =)
Pero qué pasada de fotos!!
Me encanta! Transmite felicidad :)
Hola Hector, tras leer tu gran aventura, tanto emocional como física, y ver tus maravillosas fotos, yo también he vuelto a recordar que quiero vivir una experiencia como la tuya. Es fantástico ver como un chico como tú, que no ha podido tener el apoyo de sus comañer@s, ha llegado donde ha querido y ha hecho lo que le ha dictado su voluntad superando todos los miedos que aparecen cuando se viaja a un lugar nuevo y desconocido. Muchas gracias por tu relato y por las imágenes. Ha vuelto a resurgir en mi una inquietud que tenía olvidada.
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