20 abr 2014

Viviendo en comunidad. Las Tablas, Moropocay.

"No es lo mismo verla venir que platicar con ella"
Provervio hondureño


Comunidad de Las Tablas, Moropocay, departamento de Choluteca (Honduras). Octubre de 2013.

Al igual que mis compañeros PCR [1] [2], una de nuestras principales (y más esperadas) actividades es la convivencia con una familia local en una pequeña comunidad, lo que conocemos como "semana en las comunidades", actividad que resulta de las más instructivas en nuestra estancia y que permite mayor inmersión en la cultura local.

Se eligió la comunidad de las Tablas, en la apartada zona montañosa de Moropocay (donde ya me había aventurado antes pero de manera más "superficial"), en la que actualmente ESF no realiza proyectos pero que entrará próximamente de la mano de CODDEFFAGOLF al ser una de las zonas beneficiarias del proyecto solicitado a la UE para el fortalecimiento de la soberanía alimentaria y por ser una zona principalmente agrícola, lo que resultaba interesante al centrarse mi PCR en esa temática.

Panorámica de la zona

La comunidad de Las Tablas es una pequeña población (casi 50 familias según mi memoria) pero que abarca una amplia extensión de terreno montañoso, con lo cual las viviendas no están situadas muy cerca unas de otras. El perfil del terreno y la distancia hasta la ciudad más cercana hacen de la comunidad un lugar apartado en el que los accesos son caminos empedrados donde un 4x4 no lo tiene muy fácil para circular en algunos tramos (imposible si hablamos de época lluviosa) y la forma más rápida de acceder es en moto a manos de un conductor experimentado. Así llegué yo hasta allí conducido por Ramón (técnico de CODDEFFAGOLF), con lo cual el viaje de ida cabe dentro de la experiencia al experimentar en primera persona lo complicado que pueden resultar las comunicaciones en algunas zonas del país.

Frontal de la casa
Parte trasera de la casa
Allí fui acogido (de la mejor manera posible) por don Adán Canales, a quién había conocido anteriormente durante la gira a la finca Naranjo Chino, y su familia. La familia consta de 7 miembros en la casa y una hija de 17 años que reside en la capital: la doña, doña María Nimia; y los hijos: William, Gisela, Eduardo, Ersi y Selenia (de 19, 14, 10, 7 y 3 años respectivamente). Viven en una casa de adobe y teja reforzada con vigas de madera rodeada por las tierras que don Adán heredó de su padre, dedicadas al cultivo para la manutención de la familia incluido espacios para un gallinero, 3 vacas (una con su ternero), 2 yeguas y una mula. El haber conocido a don Adán previamente (había sido uno de los productores de la zona con los que más había interactuado) facilitó mucho el primer contacto, protagonizado por una alegría mutua por haber tenido ocasión de encontrarnos previo a mi ya inminente vuelta.

Resulta paradójico (por definirlo de alguna manera) que lo que para mi es una "experiencia" (o unas vacaciones, según se mire) es es el estilo de vida de no pocas personas, donde las actividades del día a día se centran casi exclusivamente en la manutención de la familia y una persona criada en el seno de una ciudad del "norte" tendría serios problemas en adaptarse al tener que renunciar a un buen número de cosas que damos por sentadas en el día a día.

Estancia principal de la casa

La cocina
El fregadero, junto a la puerta de la cocina











A la casa no llega el tendido eléctrico (si a algunas casas de la comunidad). Está previsto que toda la comunidad quede conectada a la red eléctrica próximamente, pero la situación un tanto aislada de la comunidad y la "burocracia" no contribuyen a acelerar el proceso. Don Adán manifiesta que hay un sentimiento general en la comunidad de conseguir la electrificación de la zona, bien sea con la ayuda del gobierno o sin ella. Las pequeñas necesidades eléctricas se satisfacen con baterías de 12V que son recargadas en las casas de los vecinos que si disponen de abastecimiento eléctrico, así como linternas y un teléfono móvil, a cambio de una pequeña compensación económica.


Colector de agua de lluvia aprovechando
los canalones del tejado
Pozo con bomba manual

El abastecimiento de agua a la vivienda constituye también una de las tareas domésticas, ya que esta debe acarrearse desde un pozo cercano o bien recogerse de la lluvia mediante colectores dispuestos para tal fin. El agua para consumo proviene de uno de estos pozos, al cual se le ha hecho algún control y se calificó como el de agua de mejor calidad, y filtrada (disponen de un pequeño filtro doméstico derivado de uno de los proyectos de cooperación llevado a cabo en la zona anteriormente). Por la altitud y la profundidad de los pozos se tiene acceso a agua de buena calidad y sin contaminantes, yo mismo pude comprobarlo al consumir el mismo agua que mis anfitriones por tener problemas para encontrar agua embotellada en la comunidad y no querer mantenerme a base de refrescos (nada raro en el país que sea más fácil conseguir cocacola que agua embotellada). No obstante, y a pesar de la proximidad de los pozos a la vivienda, no es menospreciable el esfuerzo diario que constituye el disponer de agua simplemente para satisfacer las necesidades del hogar (obviando las necesidades de riego y de agua para los animales).

Paseando por la comunidad

Hasta aquí esta primera entrega de lo que para mi fue una de las experiencias más enriquecedoras de las que he tenido el privilegio de participar. No quiero terminar sin dar las gracias (lo volveré a hacer más veces) a don Adán y a su familia por el calor que me brindaron al abrirme las puertas de su casa y de su vida de la mejor de las maneras. Próximamente intentaré analizar otros aspectos de esos pocos días de convivencia en comunidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero las próximas entradas Adri :)