La arcilla fundamental

   

La ciudad está tranquila. Es domingo. En San Lorenzo es el día en que las calles se encuentran más vacías. Nada hace sospechar el torbellino que se avecina. Algunos vecinos pasean por el parque, ven pasar el tiempo, toman el mínimo aire fresco que se levanta cuando el sol se pone... Un día más de la semana para muchos. Y un día importante para otros. 

       Las llamas revolucionarias. La población harta, hastiada. El tumulto y el ruido de bocinas, tambores, gritos, megáfonos, voces coreando pegadizos y reivindicativos himnos... Llegan del fondo de la calle y avanzan lentamente las luces de la indignación, la marcha de las antorchas. 

       Empezaron en Mayo en la capital hondureña pero su eco se oye hasta en este rincón del Sur del país. Cada semana y las que quedan, la gente que se ha cansado, la que no puede soportar en silencio más desmanes y excesos de un gobierno que ya no sienten que les represente, se lanza literalmente a las calles al grito de "A  MÍ NO ME PAGARON , YO VINE PORQUE QUISE " .

                                                    Video tomado en San Lorenzo durante la marcha de las antorchas.

Desde que se hizo público que unos 300 millones de dólares habían sido saqueados del Seguro Social y había sido destinado a financiar la campaña electoral que llevó a la presidencia a Juan Orlando Hernández (JOH es como le conocen, y "FUERA JOH!" el cántico con el que la población hondureña le increpa en cada manifestación) la conciencia adormecida de la población sufrió una sacudida brusca.... Hay cosas que, simplemente, no se pueden consentir.

       

      El dinero robado en medicamentos, en equipos médicos y en falta de atención a enfermos habría provocado unas tres mil muertes. Las noticias encendieron la indignación. Las antorchas son desde Mayo el símbolo de ese sentimiento. 

       Exigen la dimisión de JOH, demandan cárcel para los corruptos que saquearon el Seguro Social, instalación de una Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH) y el inicio de un proceso que conduzca a una nueva institucionalidad. No es tanto pedir, aparentemente. Es una petición de dignidad y respeto por parte de sus políticos. Es el despertar de un país que, aletargado, aguantó durante quizás demasiado tiempo un sinfín de atropellos, faltas de respeto, sistemático latrocinio de la clase política...Y lo que es incluso peor: una irreverente exhibición pública de todos estos excesos. 

        Porque aquí no se ocultaron, con desfachatez manifiesta alardearon de cuánto dinero habían robado a una población que hasta hace poco, parecía callar y consentir. .. 

         Hasta que se colmó el vaso, hasta que se jugó con la salud, hasta que la paciencia llegó a su límite. Y desde ese día los hondureños piden, exigen, se unen en un sólo movimiento ciudadano pacífico pero valiente. (“EL PUEBLO CONSCIENTE ESTÁ AQUÍ PRESENTE " ). 

     

      Aún hay tímidos en las calles, gente que comulga con el espíritu de esas antorchas pero no se atreve, pero tienen miedo (“PUEBLO QUE ESCUCHA, ÚNETE A LA LUCHA”). 

Pero se irán sumando, quizás la siguiente semana o el siguiente mes... Poco a poco este movimiento se hace grande, se convierte en algo imparable, en algo que - ojalá-  dando la vuelta a la balanza, se transforme en algo de lo que los políticos deban empezar a tener miedo. Porque es un movimiento donde los jóvenes se están implicando, con toda la fuerza y energía que tienen, Y como decía la camiseta de uno de los asistentes a la manifestación:

"LA ARCILLA FUNDAMENTAL DE NUESTRA OBRA REVOLUCIONARIA ES LA JUVENTUD"